La toma del palacio de Justicia por parte de 35 guerrilleros del M-19, denominada Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre, fue una respuesta al deterioro del proceso de paz establecido con Belisario Betancur, presidente de la República. Mantuvieron cerca de 350 rehenes, entre servidores judiciales, empleados y visitantes.
En la toma, que estaba anunciada, el ejército, compuesto por unos 1.000 soldados, irrumpió a cañonazos, en una acción denominada Operación Rastrillo, que se extendió hasta el 7 de noviembre; provocando el incendio del edificio y la destrucción de 6.000 expedientes. 27 horas de terror que dejaron un saldo de alrededor de 100 muertos y otros desaparecidos, de los que hasta hoy no se sabe nada; siendo el episodio más grave del siglo y calificado en 2014 como una masacre por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Como resultado, los exmilitares Jesús Armando Arias y Alfonso Plazas Vega, fueron condenados. Un hecho histórico que aún espera que la verdad sea revelada.
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